sábado, 19 de octubre de 2013

Lo que de Verdad Importa

Estos días leyendo la prensa tenía un pensamiento recurrente ......"Se habla frecuentemente sobre lo que está pasando en España, en Europa...en el Mundo en un contexto que solo nos deja un sentimiento estéril de impotencia en unos casos o de rabia y rechazo en otros".

Sin embargo hay también otra nota de optimismo y esperanza...es aquella que arroja una pequeña luz compuesta por personas que bien merecen un recordatorio, unas lineas o un aplauso. Son esos héroes urbanos a veces anónimos, otras veces conocidos que dejan una huella inherente y fecunda que hace de su paso, un mundo un poquito mejor si cabe.


Voy a mostrar un esbozo de una historia para mi realmente fascinante.



Nicholas Fortsmann, 54 años, casado y con tres hijos, no llegó a ver el espanto que para el mundo supuso el atentado de las Torres Gemelas en 2001. Siete meses antes de aquel brutal acontecimiento, Nicholas Fortsmann falleció en su domicilio de Manhattan víctima de un cáncer de pulmón que le había sido diagnosticado un año antes.
El obituario que publicó el New York Times se extendía en explicar los exitos que había alcanzado el señor Fortsmann al frente de la compañía de inversiones financieras que había fundado con su hermano Ted (ambos hicieron una fortuna) y contaba también, aunque en menor medida, la contribución que el difunto había prestado a organizaciones caritativas relacionadas con la educación y los inmigrantes. No mencionaba ese obituario, porque entonces aún no se conocía, la última obra que había ido construyendo el financiero en el tramo final de su existencia, cuando fue haciéndose a la idea de que no alcanzaría a vivir mucho tiempo más.
Esa última obra, íntima, fue un diario: las reflexiones de un hombre que, sabiéndose al final del camino, se pregunta (y se responde) sobre el valor que le damos a los distintos aspectos de nuestra vida, sobre aquello que más aprecias aunque tal vez ni siquiera seas consciente de ello, sobre las prioridades y los valores con que nos movemos.

El libro era, en el fondo, una carta a sus tres hijos pequeños para que no esperaran a tener muchos años, o a tener pocos años por delante -que no esperaran a sufrir una desgracia- para aclararse las ideas sobre lo verdaderamente importante y lo accesorio. A su viuda le pareció que aquel diario -que no iba de finanzas sino de emociones- podía ser inspirador para otras personas. Decidió publicarlo. Y eligió como título“Lo que de verdad importa”un anticipo del contenido y del sentido de las páginas que venían detrás.


María de Villota, Primera mujer en España en llegar a la F1 y cuya carrera fué truncada por un trágico accidente. La figura de María de Villota se convirtió desde entonces en un ejemplo de superación personal y de
humanidad centrándose desde entonces a diferentes causas sociales y humanitarias, "nos dejó" en Sevilla porque en Sevilla se iba a celebrar un congreso que desde hace seis años visita distintas ciudades españolas y que se llama “Lo que de verdad importa”. La Fundación que lo organiza le copió el nombre al libro póstumo de Nicholas Forstmann porque fue la lectura de ese libro lo que llevó a María Franco, su presidenta, a poner en marcha esta iniciativa: reunir a jóvenes que tienen toda la vida por delante e invitar a personas (no necesariamente conocidas pero siempre interesantes de conocer) a contarles de viva voz sus experiencias. Experiencias que contribuyan a que se hagan preguntas, se replanteen su forma de ver el mundo (y la vida) y les sirvan también para comprobar que sufrir un revés,.....
por duro y demoledor que éste sea, no significa que no se pueda volver a levantar la cabeza.
Nombres como Albert Espinosa, cuya infancia inspira su guión “Pulseras rojas”, como María Belón, cuya historia recoge la película “Lo imposible”, como Irene Villa, superviviente de un atentado de ETA, son habituales entre los ponentes de estos congresos. Habiendo sufrido un accidente tan grave (tan mortal aunque ella lo sobreviviera) como el del año pasado, y estando, como ella misma contaba, tan agradecida por estar viva, María de Villota era la persona idónea para transmitir a los demás esta filosofía que desprende “Lo que de verdad importa” y que es la misma filosofía que Nicholas Fortsman, el financiero, dejó plasmada en ese diario pequeño que, al final, puede que sea su legado más fructífero.
Ella también deja escrito un libro que estoy deseando leer “La vida es un regalo”. En él escribe esta mujer que tanta velocidad alcanzó tanto en la vida como en las pistas de Fórmula 1 que haríamos bien en ir todos un poco más despacio, no en el coche sino en la vida, para disfrutarla. 
Experiencias que inspiren a los demás. Personas capaces de cambiarnos la perspectiva que tenemos de las cosas. Tal vez debiéramos, dedicarle más tiempo a ellas y algo menos a los mangantes, cuentistas, jetas y vividores de los que están las noticias de cada día llenas.

-“Y un día te das cuenta de que vivías dormido, pasabas a ciegas y sentías a medias”.

María de Villota


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